El Acueducto de Chihuahua es una de las obras erigidas en tiempos de la Colonia, cuyo propósito fue hacer llegar agua corriente a la ciudad de Chihuahua, desde uno de los ríos cercanos a ésta.
La obra comenzó en 1751, por órdenes del virrey, don Antonio María de Bacareli y Ursúa, el conde de Revillagigedo, la cual fue interrumpida en diferentes ocasiones, por lo que se concluyó hasta cincuenta años después, para lograr abastecer de las aguas del río Chuvíscar a la población, que en realidad funcionó plenamente hasta los inicios del siglo XX.
Consta de aproximadamente 5 kilómetros de extensión, de los cuales se conservan 4 kilómetros y se preservan algunos de los arcos originales. Se habilitó recientemente la zona aledaña a uno de los tramos principales como parque, que sirve como un marco precioso de diferentes actividades culturales y artísticas.
Sin duda, es uno de los símbolos de la ciudad de Chihuahua, puesto que hasta aparece en su escudo.
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