Está a 104 kilómetros de la
ciudad de Chihuahua, es un lugar de características únicas por la presencia de
los menonitas, una comunidad religiosa de origen alemán que arribó a tierras
chihuahuenses en la década de los años veinte, del siglo pasado.
Los menonitas son profundamente
religiosos y excesivamente trabajadores. Su laboriosidad ha contribuido al
crecimiento de la región y, gracias a su tesonero accionar, muchas áreas
agrestes son ahora campos prósperos, con envidiables cultivos de avena y
manzana y todos los adelantos en innumerables industrias.
Ellos conservan todas sus
costumbres familiares, sociales y religiosas originales, no se han mezclado con
los chihuahuenses, tienen una gran prosperidad económica como producto de su
férrea disciplina al trabajo. Cuentan con infraestructura turística para
brindar alojamiento y servicios de restaurant y bar a los visitantes, donde el
visitante puede deleitarse con los deliciosos platillos.
Aunque hablan perfectamente el
español, todavía se comunican en un dialecto del alemán del siglo XVIII.
Es posible realizar excursiones
turísticas a sus granjas, ejemplos de orden y pulcritud, en las cuales, entre
otras cosas, se prepara un excelente queso siguiendo técnicas tradicionales.
Muchos lo consideran el mejor del país.
Los menonitas viven en las
afueras de una ciudad que tiene entre sus atractivos al monumento a Cuauhtémoc,
el mítico guerrero azteca que enfrentó a los conquistadores españoles, y, la
Catedral, semejante a la del Sagrado Corazón de Durango.
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