Es el complejo arqueológico
prehispánico más importante del norte mexicano. Tiene una extensión de 50
hectáreas -no investigadas en su totalidad- y sus construcciones combinan
elementos indígenas del suroeste de los Estados Unidos y de los pueblos
mesoamericanos, evidenciándose la influencia de estos últimos, en el culto a
Quetzalcóatl y en el juego de la pelota.
En su época de esplendor (900 y
1,100 dC) fue un importante centro comercial de influencia regional. De ese
periodo se mantienen en pie más de medio centenar de edificios hasta de 3
pisos, construidos con tierra apisonada, los cuales presentan habitaciones,
escaleras interiores, ventanas y puertas en forma de "T". Además,
cuentan con un singular diseño de abastecimiento de agua.
También se han identificado
recintos ceremoniales con restos humanos y piezas de cerámica, vasijas
policromadas, caracoles y cuentas de turquesa que habrían sido parte de las
ofrendas. Estos vestigios históricos se exhiben en el Museo Nacional de
Antropología de la Ciudad de México.
Paquimé habría sido abandonada en
el 1,300 dC, debido a la hostilidad y los ataques de los apaches
norteamericanos. Su magnificencia e importancia histórica han sido reconocidas
por la UNESCO, al declararla Patrimonio de la Humanidad en 1998.
En la zona arqueológica se debe
visitar el Museo de las Culturas del Norte, que exhibe elementos que grafican
el desarrollo del norte mexicano y el sur estadounidense.
Su nombre proviene de un vocablo
de la lengua zuñi que significa "Casas Grandes". Se encuentra a 290
kilómetros de Chihuahua.
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